En que los vaticinios se adormecen sobre la tenue luz del alba. Allí te busco como una libélula sin rumbo que ronda jardines y almas. Me decanto tras el perfil de una memoria adormecida en esa oscura voluntad de mi designio, mientras la vida se desplaza sigilosa. No hay treguas ni pactos, sólo espacio para vanas existencias, donde tu ser acecha impredecible; letal; errante; moribundo... Tras la pesada carga de íntimos latidos me uno a esas esquirlas de acerosas noches que atestiguan una felicidad ajena...
Me llena de una anacecelia que no conocia bien adelante amor.besos. gatelgto
23-03-2004
Felicidad ajena me suena a quebranto. No me gusta hablar de la felicidad ajena, prefiero buscar la mía propia con las armas que poseo que serán pocas pero me bastan para lo que quiero... No se porque puse eso, pero tu texto me lo invoca serrada no entram moszcax GUI
23-03-2004
bello Ceci, estos últimos escritos han sido melodiosos, como balsámicos y sobrecogedores. anemona
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