- ¿Por qué es que esto sucede?
- Se lo mismo que tú… exactamente nada…
- Pero no entiendo, como es posible que se comporte así… ¿Cómo es posible?
- Se lo mismo que tú… exactamente nada…
- No me ayudas en nada, estoy confundido… mi corazón dice una cosa, la sociedad me presiona a otra. O más que la sociedad esa que me quiere obligar a hacer lo que no quiero hacer.
- Se lo mismo que tú… exactamente nada…
- Pero por Dios! ¿No ves que me estoy desesperando? No se a quien recurrir, siempre he recurrido a ti para que me ayudes…
- Se lo mismo que tú… exactamente nada…
- Dios mío ¿Que sucede? ¿Que he hecho mal? ¿Por que es que no me dejan ser feliz como quiero ser feliz? Quiero poder dejar de decir “debo” para poder empezar a decir “quiero”, quiero dejar de sentirme atormentado por cosas que ni hice o que hice sin enterarme. ¿Qué es lo que quiere ella de mí?
- Se lo mismo que tú… exactamente nada…
- ¿No puedes decir otra cosa? Tú que siempre me has ayudado, tú que siempre me has dado un consuelo en todo momento… ¿No puedes decir otra cosa que no sea “Se lo mismo que tú… exactamente nada…”? ¿Qué es lo que sabes?
- Se lo mismo que tú… exactamente nada…
- Bueno al menos en algo tienes razón, ahora no se nada. Pero quisiera poder entender que es lo que está pasando, a que le teme y por que me trata así. Por que no me deja ser feliz con quien estoy, por que me amenaza de tal manera… es la única en este mundo que me pone de esta manera, es la única por la que me exaspero, es la única que me desquicia… ¿Qué puedo hacer? ¿Qué me puedes decir para ayudarme?
- Se lo mismo que tú… exactamente nada…
- Al menos aceptas que no sabes nada sin ningún temor a las consecuencias a aceptar que no eres perfecto y a la vez tan débil, al menos eres lo suficientemente valiente para aceptarlo. ¡En cambio yo no! ¡No puedo aceptarlo por que no lo voy a ser! No soy débil, ¡puedo con todo lo que me mande la vida! Puedo sobreponerme sin problema alguno, puedo seguir adelante aún cuando todo el mundo esté en mi contra, puedo seguir con mis decisiones aunque ya no cuente con su apoyo que necesito… ¡Puedo hacerlo!
- …
Y dicho esto mi otro yo creado en la ilusión de mi realidad se fue de regreso a su morada en el rincón más profundo de mi alma. Donde esperará hasta que lo necesite una vez más, para que me apoye como antes lo hizo, como lo hace y como lo hará. Tranquilamente salgo de mi trance y enfrento mi caminar, sigo adelante con mi vida y contra mi voluntad.