La Igualdad
Tuya es la frase, “Hay que tratar a las personas iguales en lo que son iguales y distinto en los que son distintos”. Esa declaración a favor de la discriminación positiva, me lleva a preguntarme en qué somos iguales y en qué somos distintos. Más allá de la placentera y evidente diferencia, reviso ángulos y lados de nuestra figura y en las esencias somos iguales. ¿O será que después de tantos días con sus noches -incluyendo los de Sabina- hemos llegado a parecernos? Tal vez, como virgos nacidos el mismo día nos enamoramos de nosotros mismos, frente a lo cual, mi ego se limita a sonreír.
Será que nuestros propios Yin y Yan le piden prestado al otro para formar el complemento perfecto, el todo simétrico, la igualdad.
No debe ser casual que hoy se probó en las pérdidas, nuestro acuerdo de 50 y 50 respecto a ganancias. Y así debe ser, entre iguales.
Posiblemente la desigualdad está en que yo deba tomar apuntes, una suerte de bitácora de lo vivido, lo aprendido, lo comprometido. En cambio, lo gozado y lo sufrido siempre se lleva en los ojos y ambos seguimos con la mirada clara.
Como siempre hay un pero. En esta igualdad que percibo, yo hombre y tú mujer, falta sólo tu opinión. Compañera, ¿en qué somos iguales y en qué somos distintos?
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