Sufro de Nostofobia (miedo de volver a casa). Creo que se debe a que no hay muchas cosas aquí que me hagan ser feliz. Hay que hacer un esfuerzo por que eso suceda. Pero creo que mi cama si me agrada de sobra. Me acoge en los días fríos con calor, me abraza cuando me siento solo, puede ser fresca cuando hace calor, y siempre está ahí. La maldigo cuando en las mañanas no me deja partir y me seduce para dejarme dentro, enredado, provocando que llegue tarde o que esté de mal humor en el día.
Ella ahora flota sobre mi cabeza; si no estoy sobre ella, estoy debajo de ella, y si no, huyo de casa, por miedo quizás, a la compañía de la soledad. Por que, por más que quiera yo a mi cama, dudo que ella sepa siquiera que yo existo.
Puede tratarse así el asunto: Siento que de alguna forma, con mi cama hay cierto tipo de relación que va más allá de la simple amistad. Pero es una relación no compartida, por que seguramente mi cama no sabe que yo existo.
Cierto escritor llamado Casinos Assens escribió sobre eso de que es tan triste el amor a las cosas, por que las cosas no saben que uno existe. Uno colecciona cartas, piedras, joyas o libros pero eso no significa que no esté sola.