Soy la montaña muerta que nunca respira,el único lugar es aquel donde te sientes a gusto,pero no logró hallar ninguno.En unos gritan como posesos,en otros son solo grupos cerrados respaldados por la ceguera que llevan.
En una habitación,la histérica.Esta atada con cadenas y con una espumidera en la boca,asi no me molestara y si quiere gritar gritara para sus adentros.
En la habitación de al lado,la niña egocéntrica,que lo sabe todo y rechaza todo lo ajeno a su mente.Ella esta de rodillas,sus morados ojos me recuerdan a las bayas que solía hacer comer a los gatos.Ella me suplica que pare,yo,aunque no tenga polla,ella me puede chupar otros lugares estelares._chupa zorra,hasta el amanecer,la susurro al oido._Ahora ya sabes que tenías razón en todo,verdad puta egocéntrica.
Aunque pudiera ser que fueras la especial,hay alguien que te supera.
Sobre sus retinas se aloja un verde especial que enreda cualquier mirada.Mi pequeña era mientras la miraba,mi pequeña era cuando estaba triste.Un dia su mirada se me escapó,como una mosca pasando de largo y mofándose de mi.Sus palabras superiores que entristecían,luego pasaban a indignarme.Nada mas alcanzar la supuesta sabiduría,cayó en el engaño,él,él,él,donde hubiera piedra parada el se movía en inconcordancia en el medio.Como una sierra en la madera sonaban sus palabras,una arena cortante que irrita los ojos y un rio de baba por cada consonante.El hablador que habla por hablar y que en realidad no dice nada.Seduciendo chicas con su encanto tiránico,tiránico no por que se las lleve todas,sino por que se llevo a la niña.En una estación o en cualquier suelo frío,cualquier suelo sucio,se la llevo,gimiendo de placer la llevaba al falso paraíso,al falso reino del sol.El calor era ardiente pero también estaba sucio,ella ya estaba sucia.
Su fino oido le escuchaba,fijaba su atención en sus palabras,ya era como él,se había convertido en él.
Caminaban cojidos de la mano,pero también la había cojido el alma.Como un maniaco decía que la quería,que ella era la suya final.Pero ansiaba sus carnes de deseo,no como todo hombres sino como la bestia que era.Yo ahora era la bestia.Mis palabras eran cánceres y mis heridas equivalían a sus risas.No comprendían que pasaba,yo les adverti,al uno y al otro,mas a ella,pero no hubo respuesta,solo una sonrisa estúpida,una sonrisa bañada de complicidad que termino por sumergirme en la incomprensión.
Ahora ella esta en la siguiente habitación.Impregnada de oscuridad enciendo la tenue luz del techo.Su pálida piel me resulta casi divina,parece albina.Sus piernas enrojecidas por mis arañazos me excitan.Ella tiembla,pero yo quiero que tiemble de dolor.Me acerco a ella,lentamente.El latido de su corazon empieza a resultarme molesto.Empiezo a recordar,a pensar que ella fue mi niña,mi niña.La preguntaria infinidad de por ques,pero ahora solo me importa uno.¿Por qué te fuiste de mis ojos?,con un tono parecido a como si me debiera algo.Ella empezo a gritarme a decirme que la habia destrozado la vida.La dije,_y tu que gilipollas,con tus risas enrevesadas,con tus mofas que eran diarreas en mis huesos.
Tu eres la punta de la flecha que llevo en mi corazón,tu cuerpo es solo el palo que sujeta la punta la dije.Asi que debo de deshacerme de ese palo.Aunque siempre quedara la punta de esa flecha,que son tus ojos yéndose por otro camino.
Como a un cerdo la arranque la piel a tiras,para que luego se mirara en el espejo._Mirate la dije,sera lo ultimo que veas antes de morir.Pase mi POLLA FALSA VARIAS VECES,sobre su linda cara despellejada._Escuece verdad?,los tímpanos me dolian por sus gritos,mientras mi polla tocaba su garganta sangrante accedí con ella a una herida profunda.El placer era tal que creía que todo pasaba a cámara rápida.Mientras mi polla llegaba a sus amígdalas la clave un cuter con tristeza en la nuca,aunque segui un rato mas metiéndola en su garganta.Después sali igual de despacio que antes y convencido de que todo lo que había hecho estaba bien.
Un largo rato bebiendo vino sentado en el sillón de mimbre.Mis botas están manchadas de sangre,mi sombrero tienen algunos salpicones.
Oigo respirar a una de ellas,él aún sigue vivo,agonizando con una estaca clavada en la espalda.Sus manos están clavadas a la pared,con algunos de los clavos con que confeccione nuestro regalo de despedida,aunque nunca llegue a dárselo,pobrecilla mi niña,pobrecilla.
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