Caminaba entre deshojados árboles
presenciando la última batalla;
el fulgor de un sol de invierno
dibujaba sombras entre las hojas
que aún se mantenían incólumes,
luchando por no caer;
como si se tratará de un fuerte
y ellas las últimas defensoras.
De todas formas no sería
mas que un intento pasajero,
pues el primer bombardeo
de una nubes amenazantes
terminarían por tirar
por suelo cualquier esperanza.
Una única mariposa oteaba el aire,
esperando, al igual que yo,
el desenlace...
no sólo del que observaba,
sino también, el de su propia vida;
había cumplido ya,
su última misión.