Al despertar, Gregorio Samsa se descubrió convertido en un espantoso insecto, -algo así como un gigantesco escarabajo-; en la habitación de al lado Víctor Venegas tomaba lentamente la apariencia de una enorme cucaracha, y en la siguiente habitación, Esteban Hidalgo se había convertido ya en una descomunal araña.

Del porqué de Franz Kafka en su empeño de dar a conocer solamente la historia del primero sigue siendo un misterio; lo cierto es que en su época la historia real de lo que sucedió en aquel conglomerado de pequeños departamentos fue perfectamente documentado; en total fueron 16 los individuos convertidos en distintas alimañas. Algunas de ellas por cierto con mejores dotes histriónicas que el mismísimo Gregorio.

Se hablaba de un extraño experimento con fines absolutamente bélicos, sin embargo, personalmente tuve acceso a un documento por demás delicado y misterioso de un mago que coincidía en tiempo y espacio con aquel hecho y que aunque tuvo éxito en la primera conversión, en cada caso obtuvo un rotundo fracaso para revertir los efectos.

Alejado de los escenarios culminó su vida atendiendo en una granja a sus insectos.