Eras tú.
Eras tú, paz mía.
Eras sola y llena de soledad, eras triste y te llamaba libertad.
Eras tú, visión del ocaso, eras tú la ilusión de que acaso no era yo un ciego pastor de pasados.
Eras tú llena de olores, de texturas, de colores; llena de estrellas, pájaros y voces.
Eras tú en la pequeña flor, eras tú en el aroma, eras tú en la visión.
Eras tú, llena y llenando todo; eras tú, mía, en un plazo corto; eras tú, ajena, regalando todo, presumiéndote infinita, rica, creyéndome solo.
Eras tú ayer lo que no eres ya, una dríade maldita jugando con mi soledad.
Eras tú ayer lo que ahora tengo de verdad: Unos sueños infantiles, un anhelo de libertad.
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