Salté de la melancolía a la esperanza. Adormecí los miedos, destrocé los cuervos, silencié las pifias de mi propio saboteador. Me aventuré a la vida. Abrí las ventanas a la luz de la mañana. Seduje a mis fracasos y aprendí de ellos, manosee la gramática para quitarle ese sabor a vida desgastada. Pero aún sigo esperando.
Texto agregado el 23-09-2007, y leído por 202 visitantes. (5 votos)