Esto ocurrió en un parque cualquiera en medio de una gran ciudad. Era una tarde nublada, con un frío que calaba los huesos.
Solo dos personas se atrevían a estar juntas bajo aquel árbol de paraíso, en ese día tan helado de junio.
En ese momento se oía el susurro de las hojas, cuyo movimiento era provocado por el viento; hojas secas que iban cayendo de las copas de los árboles, que se arremolinaban en el suelo…
El silencio reinante del lugar hubiera podido extenderse por mucho tiempo más, pero una voz grave, un tanto insegura, decidió quebrar la quietud del escenario:
---Tengo que decirte algo…pero es difícil…las palabras correctas no me vienen a la cabeza en este momento…me cuesta.---
Es entonces que con cierta timidez, decidió dirigir sus ojos a ese otro par de ojos que lo observaban con desacierto, que lo interrogaban con desdén…
---Decime lo que me tengas que decir con confianza.---le responde la dueña de esos ojos cristalinos, con una voz suave, pero firme, y añade sonriendo:
---No puede ser tan grave.---
Su corazón comenzó a latir más rápido…como siempre, como otras veces, cuando la tiene cerca suyo….Pero respira profundo y continúa:
---Me di cuenta de algo muy importante. Y necesito que lo sepas. Mirá…antes de conocerte todo era igual, rutinario, me sentía solitario, vacío…
Creí tenerlo todo, pero no tenia nada…
El hecho es que antes de vos mi vida no tenía mucho sentido…pero ahora…---su voz se apagó, se puso nervioso otra vez, y fijó su mirada en el suelo nuevamente.
--- ¿Qué es lo que pasa ahora? ¿Cuál es la diferencia?---pregunta inquieta otra vez, impaciente, sin entender demasiado las palabras de su amigo.
---Es…---en ese instante él comprendió que era hora de demostrar su valor, no sus debilidades, porque sino sabía que de no confesar sus sentimientos se arrepentiría el resto de su vida.
---Es la certeza de saber que ahora todo es incierto en mi corazón. Es sentir el deseo de estar al lado tuyo, d saber que puedo oír tu voz, que puedo ver tu sonrisa, que puedo ser parte de tu vida…y, al mismo tiempo, sentir miedo de perderte…
Toda esta mezcla de emociones me hizo descubrir que…simplemente que te amo.---
Finalmente lo había hecho, se había liberado de ese pesar que le oprimía el pecho. Ahora toda su felicidad dependía de ella…
La sorpresa era imposible de ocultar en el rostro de su amiga…Sin embargo el corazón de ella también latía a un ritmo acelerado, su nerviosismo iba en aumento….
Y esa certeza que inundaba su alma en ese preciso momento…
Sólo se limitó a recostarse en el hombro de su amigo, que se encontraba todavía un poco aturdido, y le dijo con su voz suave, mientras una lágrima y una sonrisa aparecían en su rostro de ángel:
---Todo es incierto para los dos entonces…porque yo también te amo.---
Y juntos esperaron la llegada del anochecer….