Un hilo tirante quiebra mis dedos,
un frío adorable endurece mi cuerpo
y no es mi miedo sino tu exceso
el que hace temblar mi locura
echando tierra a mis pies etéreos.
Estoy ligada al más suave deseo,
sigo corriendo en un túnel inmenso,
el agua en mi río es tormenta en tu cielo.
Tan denso es el aire cuando estás cerca,
mis crudas ideas desgarran mi esencia.
Me oculto debajo de un reloj sin tiempo,
te encuentro jugando este juego perverso
y es mi triunfo tu silencio.
Me hundo en un vaso que está mitad lleno
tomo el veneno y ahora pierdo.
Me escuchas contarte lo que no pienso,
te concedo la hierba sobre la que duermo.
Sonríes de nuevo sin dejar rastros
me haces creer que a veces te extraño.
Cantas mi canción y bailas
y frotas tus ojos en mi mirada.
Te haces invisible pero no intangible
tu viejo truco ya no sirve.