La Operación.

Las tripas explotan en la sala de operaciones pintando las paredes de rojo y manchando la ropa blanca y los rostros del doctor y de las tres enfermeras que ríen como locas. Nadie supone lo que hará el doctor, desconocen su obsesión por el canibalismo. Levanta una tripa jugosa y la mordisquea, y otro mordisco, y otro, y otro, las tres enfermeras lo miran atónitas sin entender que ocurre. Hay dos que también padecen hambre y lo imitan. Una de ellas intenta escapar, pero las otras dos no la dejan. El doctor introduce un pedazo de tripa fresca en su boca para que la saboree. No contento con esto, ordena a las dos divertidas enfermeras a que la aten en la camilla. Introduce filete tras filete en su boca y la enfermera se atraganta a la vez que escupe su lamento. Una de las enfermeras tapa sus orificios nasales con dos algodoncitos y la otra con su mano envuelta en sangre cubre su boca. El doctor sigue comiendo sin parar las tripas frescas del recién operado, degustando y saciando su apetito; preparando el corazón para el final del banquete. Para su sorpresa el operado que creen muerto se levanta, las dos enfermeras y el doctor salen corriendo despavoridos. Mientras, la pobre enfermera sigue atada a la camilla. El recién operado se acuesta sobre ella y le susurra antes de morir: tengo el corazón en la boca, este cae y la enfermera se lo traga mientras palpita.