Una mano.

A las 23 hs suena el teléfono indicándole a Lali que se presente en la sala de primeros auxilios para practicar sus habilidades como enfermera. Se lava las manos, no solamente muestra sus uñas pintadas, demuestra ante el doctor que su pulso puede sostener hasta objetos pesados sin temblar, busca su barbijo personal y los elementos cuidadosamente ordenados sobre una bandeja de plata bajo sus escurridizos ojos. En la sala cierto rumor llega a oídos de Lali. Chismosa también, pregunta:¿De que hablan? El paciente...se trata de un niño que... ¿Un niño que? Como decirle... ¿Cómo decirme que? Mire por usted misma. Lali observa detenidamente al niño de pies a cabeza. El niño tiene una mano mas grande que la otra. ¿La mano doctor? deduce. Si, hay que amputarle la mano. ¡Nunca había visto algo así! ¿Qué tiene en la mano? Quiso sacar la bata de su hermana del lavarropas encendido y se le atoró, el lavarropas estaba oxidado y.. en uno de sus giros, ya lo ve. Cuando la madre llegó, encontró al niño llorando cerca de la trituradora. ¿De la trituradora? Si, el niño no aguantaba el dolor y fue corriendo a la trituradora para arrancarse la mano entera. ¿Debemos amputar si o si? Me temo que si, no veo otra solución, y rápido antes que se desangre por completo, concluye el médico. Lali pestañea y ya no hay nadie a su alrededor, las luces del hospital se apagan y encienden, bajo voltaje. Demasiado real para que sea un sueño. Sale al pasillo y no ve a nadie. Una risita suena a lo lejos, claramente audible. Toma la pinza primero, le dice una voz de niño. Seguido de un: ¿Me quitas la mano hermanita?. ¿Dónde estás pequeñuelo? pregunta Lali. Como respuesta: otra risita, y otra risita. Corre desesperada hacia la planta baja, termina de bajar por las escaleras y frena. Aparece el niño sosteniendo su mano cortada con la mano buena y le dice: Te olvidaste de arreglar la trituradora. ¿Quieres que te de una mano?