Con sus crines al viento
y sus pies horadando la tierra
haciéndola sacudir de gozo,
Ellos regresan de las montañas,
nevadas, frías, inhóspitas.
Las damas blancas, poco a poco
los hicieron regresar a su hogar
el lugar donde nacieron
en el cual terminarán su furioso galopar.

Algunos de ellos,
los que alguna vez
fueron los grandes y veloces,
después
de una dura vida
de corretajes desorientados,
hoy ya aminoran el paso
para, dejarle la senda
a los mas joviales,
quienes serán
los líderes del mañana

Que no se pierda
la estirpe de los bravos corceles
por ellos corre sangre de libertad
y de los pastizales del sur de chile
olvidados están
pero en las venas de los más mansos,
esa sangre no ha dejado de correr
y ese corazón furioso no ha dejado de latir...

Si el jinete es atento lo oirá,
por dentro grita,
ese corcel salvaje
ese animal indomable
que no dejará nuestra tierra,
que no parará de piafar
cuando la vida se le enfrente
y a correr tenga que surcar
las tierras suyas y de los demás...