Ten piedad conmigo,
dijo mi corazón un día
gritando desde sus paredes desvalidas,
mientras afuera,
el viento corría frío...
yo no lo escuché.
Ten piedad conmigo,
repitió mi corazón en silencio
dando golpes impetuosos desde adentro,
mutilando poco a poco los trozos que sobran
del despertar extraño de cada día...
simplemente, yo no lo escuché.
Ten piedad conmigo,
gritó mi corazón para que lo escuchara el cielo
sangrando, temblando, muriendo,
sus latidos, cada vez mas lentos...
Te escucho, le respondí ayer,
intento comprender tu invitación,
conozco tus ríos de dolor,
pero sencillamente,
corazón,
no puedo evitarte ese sentimiento... |