La lluvia cae copiosa y yo no puedo dejar de mirarla, escucho su vos que se vuelve murmullo al rozar el techo de mi casa.
En días como hoy suelo pensar en ti, y en lo mucho que té extraño;
Me recuerda aquellas tardes en que me tomabas en tus brazos y decías a mi oído lo mucho que me deseabas. Lo mucho que deseabas sentir mi piel rosarse con la tuya, aquellas tardes maravillosas en que la lluvia con su voz, ocultaba mi risa nerviosa.

Tardes en que nuestra mejor cómplice fueron los murmullos de la lluvia.

Hoy al escucharla creo distinguir las risas que acompañaban nuestras furtivas caricias,
Y al ver su manto gris cubrirlo todo, no puedo evitar salir y recibirla en mi piel, y creo sentir que eres tu que me estrechas en tus brazos.

Tristemente también me recuerda el día que te fuiste de mi lado, elegiste el murmullo de la lluvia para ocultar tu partida, pensaste que nadie lo notaria, y olvidaste que tu cómplice, también era la mía.