Abrir los ojos y descubrir que ya nada será igual, que el recuerdo de los días pasados solo volverá a mí para recordarme lo desafortunado que puede llegar a ser uno. Respirar sin fuerzas, expulsando el aire sin ganas de nada percatándose de lo complicado y del tremendo esfuerzo que se debe realizar para que una acción antes involuntaria, no se convierta en una tremenda agonía, intentar huir de las nubes negras que desde hace meses sitiaron tu corazón solo para caer prisionero otra vez de tu dolor.
Hace tiempo que el sol no brilla por mi ventana, y parece que cada noche dure una eternidad, a veces, te entretienes tratando de imaginar cuantas estrellas brillarán con esa luz que nos hipnotiza. Pero esa ilusión se diluyó al igual que mi inocencia, y ya solo miras al cielo maldiciendo esas nubes que son indicativas de lluvia. Gritas diciendo....Maldita Oscuridad!!, como si aquel acto involuntario de rabia fuera a traer ese rayo de sol en tu vida que tanto tiempo llevas esperando........y siguen pasando las noches.
Cuando la prisión de tu habitación esta apunto de hacerte enloquecer, decides –en un acto de valor- coger las cosas y salir a la calle, a pasear sin ningún rumbo pensando que tal vez así tu dolor pueda ser mitigado, o como mínimo conseguir darle esquinazo por unos minutos y tratar de saborear las mieles de eso que hace años te dijeron se llamaba Felicidad. Sonríes recordando aquel día en que te creías el rey del mundo, en alardear de todo lo que habías conseguido en tan poco tiempo y a tan temprana edad, en pensar que tenias a la mujer más maravillosa del planeta y en lo afortunado que eras. Aquello si que fue una buena época, y su vago recuerdo sigue imperturbable entre tanta aura de negatividad como el acantilado que resiste estoicamente las acometidas de las olas durante toda su existencia. No sabes si recordar aquello es beneficioso para ti o por el contrario se extiende como un cáncer por todo tu ser, pero ahora mismo, es a lo único que puedo aferrarme para saber que tal vez, cuando menos lo espere, me tocará el turno de volver a estar en la cima de la noria, ya que desde hace años, descubrí que la vida es solo un ciclo de estaciones, y aunque el invierno, el maldito invierno, haga temblar los pilares de mi vida, resisto sabiendo que un día llegará la primavera y con ella el cariño que tanto necesito en mi vida.
Al girar la esquina, una sonrisa se dibuja en mi cara, allí, a lo lejos, hay una flor creciendo con vigor en medio de ningún sitio, ¡eso solo puede ser señal de que mi primavera añorada ya ha llegado!, y corro hacia ella con lagrimas en los ojos y cantando de alegría.
Con sudor en la frente, despierto de mi sueño solo para descubrir que aun sigue siendo de noche y que nada ha cambiado.
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