Salía de una tienda y entraba en un corredor de esos del centro cuando encontró casi sin darse cuenta un papel.Lo cierto es que a nadie le llama mayormente la atención un suceso como este, pero Emilio era una persona extraña al resto del mundo, tomó entonces el primoroso papel doblado en cuatro que había hecho que casi chocara con alguien por recogerlo, o más bien que lo chocara a él una señora distraída y necia, de esas que sauelen recorrer los malls con su mano gorda y sudorosa sosteniendo su cartera, sus collares de oro ostentosos, sus grandes trajes de dos piezas, su pintura exagerada al máximo y su pelo mal teñido y que circulan como vacas regordetas sólo deteniendose a mirar pero no a comprar lo que ven y que suelen tener una risa espantosa y exagerada y un olor pasoso a perfume, pero lo que nunca tienen es otro panorama para salir un domingo en la tarde, la señora casi lo choca y Emilio casi se cae evitando el golpe contra tan magna prominencia estomacal(de esas que no traen una guagua adentro), pero no pasó ni lo uno ni lo otro, se levantó y desdoblo con cuidado el papel (uno nunca sabe donde pueden anidar las mariposas o en un caso un poco mas peligroso, las arañas) y sintió como le latía apasionadamente el corazón, llego a sentir que se caía de espaldas y se desmayaba cuando al abrir el último doblez se encontró un boleto de micro escolar y polvoriento también doblado en cuatro”ya van ocho”, pensó y se dedicó a abrir con cuidado aún mayor este nuevo descubrimiento.
Comenzó tomando una punta del papel -como hace cualquier persona que abre un boleto de micro polvoriento y escolar si está doblado en cuatro, y especialmente si venía de un papel tirado en el suelo y doblado a su vez en cuatro y , por sobretodo, si casi muere aplastado por una vaca urbana tratando de recogerlo- y la levantó con mucha ternura, luego dió vuelta denuevo el papel e hizo lo mismo del otro lado, su corazón , como una manzana roja e inflamada, latía con mucha fuerza y fue ahí cuando descubrió con una letra muy prolija en lápiz pasta azul gastado de escolar una frase de alguna cancioncilla brasileña que no reconoció, y que rezaba mas o menos así : “meu coraçao no se cansa de ter la esperança de um día ser tó lo que quer... meu coraçao vagabundo que guarda um mondo em mi”. Emilio no hablaba portugés, pero veía mucho cine, y supo decir que es lo que cantaba secretamente y bajito en su oído aquella canción(“mi corazón no se cansa de tener la esperanza de un día ser todo lo que quiere... mi corazón vagabundo, que guarda un mundo en mi”), y se sobresaltó al descubrirse repasando con el dedo la marca de una flecha que estaba remarcada en el papel, dió vuelta el papel con cuidado y no había nada, sus pasos lo llevaron hacia una disquería frente a si, y entró esperando poder leer las señales que éste ser tan igual a él le iba dejando, llegó al fondo del pasillo y topó con la seccion de rock antiguo, Emilio, parece evidente, es un gran amante de la musica clásica , y pianista, pero se deja un tiempo para lo más moderno -en la escuela de todas formas aún lo creen un anticuado, jamás los niños entienden lo que tienen alfrente en tanto no sea idéntico en al menos un cincuenta por ciento a ellos, y emilio era extraño- así que instintivamente tomó algo de los doors y leyó lo que decía atrás, pero cual fue su sorpresa al encontrarse con otro papel , esta vez una boleta de fuente de soda santiaguina que en su lado de atrás tenía escrita sólamente la palabra “Baquedano”, Emilio se sintió como un espía secreto usando un código, y salió corriendo de la galeria comercial, corrió y corrió , tanto que más de alguien lo tomó por un carterista y se alejó de su camino, corrió y corrió , y llegó a plaza Baquedano, luego se paró, como esperando algo, nada, nadie, para él santiago estaba vacío, se metió en el metro, y creyó ver desvanecerseuna silueta extraña, como él, siguió lo que pudo , pero parecía ser que pese a la armonía de sus pasos , la muchacha del pañuelo verde era mucho más rápida que él, “que pare , que pare” pensó” , y se lo repetía, y la niña era inalcanzable y tomó un vagón en alguna dirección que no supo especificar, luego el tomó el vagón siguiente y sacó tantas veces como pudo en cada estación la cabeza para ver si bajaba, en santa ana la vió y la siguió, alcanzó a rozarle la mano y ella se volteó.Y como el mismo Emilio, el niño de cara de papel pensó, tenía cara de papel.
Texto agregado el 06-10-2005
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