Valió la pena
Ella nunca conoció el pudor, menos ahora cuando su ultima palabra la dejaba por completo a la imagen
Caminó por el corredor desnuda y en silencio, eran solo veinte pasos, cada uno pesaba trescientos sesenta y cinco días. Venia caminando desde el sueño hasta la superficie, sintiendo como la piel se estiraba y pedía ropa nueva.
No recuerdo su rostro, llevo conmigo el tatuaje de un gesto moribundo, estoy seguro que ella tampoco me recuerda, su mirada de naufragio lo daba todo por perdido. Afuera el sol caia a plomo sobre el penal acompañado de una tormenta seca.
Un silla, una mascara, un tanque, una cámara de video, un espejo haciendo el papel de pared , decoraban el horizonte al final de su camino. Dos ojos tiritando de frío, dos manos de marfil lamían el último rescoldo de calor que quedaba en la sangre.
A través de un vidrio, rostros de ébano, rígidos como un sauce llorón, observaban con los ojos entre abiertos para disimular la culpa. Un murmullo de música recordó las notas de un himno que entró con pasos marciales a camuflarse en el decorado sórdido, sus notas agudas y obscenas pretendían ser brisa.
Empieza la secuencia 10 9 8 7….
Todo en aparente armonía, solo desentonan aquellos que saldrán con vida de esta sala, el color rojo excitado de su piel, no hace juego con el sudor pálido del cuerpo desnudo
6 5 4 3…
Solo segundos separan ahora el temblor en las piernas del ocaso, limpia de culpas se viste noche, y una nube de gas le devuelve el sueño que un día creyó perdido
Uno.
|