Por tus venas corre tibio el sudor, hombre de greda, hijo de la tierra y padre del trabajo.
Eres el sol antes del amanecer, la roca menos pulida y más resistente, porque tu cuerpo de fruta magullada lo moldeó la dicha y la amargura y se endureció tu rostro y se agrietó tu piel cada día.
La sumisión pasó la cuenta a tu escudo y mientras por dentro te fortaleces, tu exterior se resquebraja.
Texto agregado el 18-09-2007, y leído por 117
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