el ebrio de la tarjeta interna procuraba invernar la cápsula arcaica llamada napoléon. con sus tijeras de láser cantaban con las marcianas del coro.. suturando pequeñas campanas móviles sobre la cuna del parámetro, escenas esencias de otoño... escenas esencias de otoño...

llenó la esfera de lágrimas con tachuelas de portarretratos,... ya cicatrizados en la ventana. despidiendo las imágenes que atormentaron las vaginas culpables, ello aproximándose a la caída... velocidad.... si.. si... jadeos... más velocidad.... más... más...

..por favor no sangres el vino que creó el vientre de superpoderes...

gritos electrónicos con la fantasmal orquesta de fallecidos. flautas encima de fuentes, terminando las arpas de cristales que inundaron el beso tumba.
muy por detrás..., silencio.

(despertaba el circo fúnebre de los enamorados.)

acordes de ascensos al clímax de la nieve, que acompañaba la carta arrugada y por supuesto, la nunca entregada.

con los copos de algodones de azúcar quemada, las nubes se iban tragando..., se agitaba una bola de navidad en la continuidad de las mariposas boreales. regresiones metálicas al átomo invisible incapaz de amar.

una vez el mundo, transportaba el aullido de la última canción... acuática con la muerte en la lluvia.
casa del terror.., imanes hacia el hocico del tridente hirviendo.

componiendo el ejército de una sola mano gigante, las huellas digitales arriba de la máscara exhaladora, rezaba los cristalinos bunge jump sobre los rostros por nunca ya iluminados.

condones bombones y el secreto que transgredió el látex sin miedo..., serpentinas arias... divinidades distintas sin alas..