D’Artagnan en combate.
… “ hermosa página, para ser poblada de palabras y de ti…”
Naiviv.
Abrió los ojos con lentitud, una sensación de que las paredes se diluían a su alrededor la convirtió en una muchachita temerosa, observó su cuerpo desnudo bajo las sábanas y sonrió feliz mientras su memoria le devolvía el recuerdo de las caricias de Aramis con los ojos fijos en ella , las palabras resonaban en sus oídos con fuerzas renovadas; pensó en levantarse y hacer de este día algo diferente, en tanto con su mano y el pensamiento recorría su piel y aquellas partes íntimas acariciadas por él, mordió sus labios para recordarse a sí misma que estaba despierta...fue en ese instante que decidió sacar el vestido verde que guardaba en el fondo del armario, nadie notaría bajo la capa de terciopelo azul el profundo cambio externo.
Ella en traje femenino era el deseo hecho mujer .La observamos desplazarse por la habitación con el cabello tomado en la nuca y adornado con un primoroso sombrero a tono con su vestido color verde turquesa que dejaba ver el busto luciendo un diminuto lunar que en ese preciso momento era el deleite de Aramis. Debían escabullirse por la puerta trasera para no ser descubiertos. Sin embargo, el grito de "¡uno
para todos y todos para uno !" los hizo mirarse y retroceder, las espadas reemplazaron las intenciones de evadirse , el sentido del deber fue más fuerte…el viento en el rostro, la buena compañía, la cabalgata plena de libertad …-esto es vida –pensó D’Artagnan mientras con el rabillo del ojo observaba a Aramis regalándole una sonrisa cómplice. La emboscada era necesaria, su presencia sorprendería a los soldados y daría el tiempo exacto a los demás para “sustraer” el manuscrito con las instrucciones del Cardenal para el asesino del Conde, por ello recibirían un suculento pago y de paso evitarían una injusticia más del abuso de poder. Efectivamente, los soldados quedaron perplejos ante la presencia femenina de D’Artagnan , la lucha fue rápida y eficaz , la pericia de los espadachines era insuperable , el cielo sonreía sobre nuestros heroicos mosqueteros y las espadas se rendían a sus golpes certeros .
Una vez cumplida la labor, volvieron satisfechos a su encuentro , cada detalle de Aramis era observado con pasión por D’Artagnan ,en el espejo del fondo de la habitación se reflejaba su imagen a medida que iba sacándose cada prenda de vestir; su espalda ,ancha y fuerte enangostándose en la cintura ; un trasero, digno de una estatua de Miguel Angel; las piernas, con gruesos muslos fuertes la hacían pensar en el suculento banquete de su lengua…En el instante en que Aramis la mira a los ojos cruza por su mente la idea de que el placer del encuentro amoroso es tan intenso como la adrenalina durante el combate , sólo que éste ya lo había perdido frente a sus ojos de un color oscuro e iluminado por el ingenio , la ternura de sus caricias y una fuerza superior entre los mortales…la había vencido el amor y su boca exquisitamente dibujada devoraba la de Aramis en un beso , mientras sus manos lo recorrían una y otra vez para disfrutarlo, lo empujó sobre la cama y lo cabalgó con placer hasta quedar exhausta, él no opuso resistencia y reaccionó devolviendo cada caricia triplicada porque era un mosquetero hábil , el más deseado también y pensó - adiós vocación sacerdotal- en los brazos de D’Artagnan quiero ser soldado y amante aguerrido, ser , existir y eternizarme en su memoria antes que en la memoria colectiva. Meditaba en esto mientras arremetía con pasión sobre su cuerpo de líneas ondulantes, penetrándola una y otra vez con toda la fuerza del mejor mosquetero.
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