El ruido
“el silencio fue
más fuerte que ellos”
Leonardo Ruiz Tirado
El ruido, vino, se estaciono en el garaje de la casa, para no dejarme salir. Allí se quedó todo el día, molestando hasta los vecinos, que me llamaban a cada instante convirtiéndose en más ruido pero ahora, dentro de la casa.
Los dejé, a todos allí, en su santo lugar, a los dichos con reclamos, colgados del teléfono, por otro lado al mismísimo tatuaje del ruido. Los desamparé, los arrinconé tanto, pero tanto, mientras limpiaba, y como cosas de muertos, en ese instante se cayó unos de los libros, se abrió aclarándome la puerta de la casa, -Lo más difícil, a su modo de ver, era tener cuidado con el ruido que se produciría,-. En asomo la similitud con lo que estaba tratando de acallar, lo venido por amaño, así, anudé, atrapé la visión, llegándome como anillo al dedo, asimismo, tuve el mismo cuidado de no hacer ningún ruido. Estaban tan inmersos en seguir produciéndolo con talento de sabios, por eso, no se percataron que los estaba metamorfoseando como Kafka, pero hacia un silencio puro, auténtico, inimaginable, tan parecido al velorio fraguado por la invasión dentro del patio de las benditas hormigas y bachacos que mato.
Milagro Haack.
2007.
Pertenece al libro Carta de pasar en silencio
|