EL ARTE DE MAREAR
Señalar una meta,
e izar la vela,
en un mar delineado
de ínsulas, penínsulas e istmos.
Superficies clavadas en un mapa,
repleto de rutas, que se exponen,
a merced de un único firmamento,
Tomar distancia y alejarse,
sin sentir vértigo;
ignorando páramos y vientos.
Navegar, poner rumbo al timón,
donde el prendedor clavó,
en la extremidad occidental,
la silueta de un destino soñado.
Aventurarse, como un niño,
alimentarse de su dulce ingenuidad.
Dejar correr los años y los desengaños,
que fraguaron algunos imposibles.
Buscar el litoral, con su rompeolas,
con su mosaico de soñadas imágenes.
Limpiar el vidrio doloroso
de algún remoto pasado,
y abrazar el tronco del árbol
más hermoso y frondoso
que jamás se haya visto.
Ser feliz por un instante, y vivir.
¡Vivir!
Con la mejor de las sonrisas.
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