Inicio / Cuenteros Locales / poetalario / el dolor heredado
En los días de invierno y no solo de invierno. No puedo estar sentado por que de tanto sentado estar me duelen las posaderas. Tampoco en las tardes de vientos tristes, como triste la ciudad que transita, puedo estar parado por los callos que han crecido de tanto andar. Esta vida se ha vuelto invivible. Han llegado horas que nada tiene sentido ni yo ni el frío viento que sigue pasando. Tampoco tiene sentido el libro que quisiera tener en mi armario, y que creo que nunca tendré, lamentablemente nunca tendré. Se acaban de pasar veinte minutos y mis ganas; la incomodidad de la silla. Sufrimiento heredado de generaciones de abuelos padres hijos tíos que pasaron en un automóvil sentados como lo dictaba su destino o el destino que ellos se formaron. Quizá ellos mis pasados también al igual que yo en estas líneas sufrieron la desdicha del dolor de las posaderas. Posaderas que ahora son tan mías como las suyas. Que son tan suyas como mías. Tristemente mías. |
Texto agregado el 13-09-2007, y leído por 130
visitantes. (1 voto)
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Lectores Opinan |
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02-11-2007 |
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Creo que todos arrastramos sentimientos ancestrales, de rencores, remordimientos y amores. Me gustó. hammill |
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13-09-2007 |
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Se trata de un dolor secular, ancestral, invariable. Como el que nos producen los políticos. Ahí mismo, en el mismo sitio. sajonio |
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