Dormías tu siesta, acurrucadita
en el sillón junto a la ventana
tus cabellos caían como hilos
de seda bordada, brillaban
La luz del sol sin permiso y
por las rendijas de tu persiana
con finos rayos y manos maestras
tu rostro esculpió de uno en uno tus rasgos
tu frente ancha, tus párpados delgados
tus labios rosados, tu tabique esbelto
tu mentón saliente y tu cuello expuesto
invitando al beso a quedarse ahí
para siempre
Tu cuerpo pequeño, sutil, tan encerradito, así
como en un abrazo con tu alma
dándose calor para poder perpetuar
la dulce sensación del sueño en calma
merecido descanso pobre mi alma
que ternura da mirarte
casi que quiero tocarte
respirar tu aire y robarte un sueño
Tus manos sujetando las rodillas
te hacen mas niña aún
pareces flotar y todo tu entorno
te pertenece
que imborrable momento
que imagen inolvidable
tus piecitos guardados en el almohadón
muy lejos del frío y tan cerca de Dios,
eres su obra, eso es tan obvio
Duerme tu siesta, merecida fiesta
de tu cuerpo y tu mente
te estaré cuidando hasta que regreses
te estaré mirando desde mi rincón