Me agobia la falsedad sobria de lo académico

Escribir no sirve de nada, es un acto tan hedonístico como nihilista.
No se puede creer en algo; cosificar es traicionar, los signos; pura egolatria.
Las mazmorras y los parias; los extranjeros y su pena magnifica.
Estética del exilio; rompehielos de coacción. No hay siglo sin matanzas.

Saltar de puntitas entre charcos de sangre logrados por la codicia
La sutil sublimidad de la discriminación social
Los obscuros pasajes de la santurronería y la aun traicionera obligación
De vivir, y respetar los dogmas que solo nos dan a inferir inseguridad

No se puede ser suave, la historia escrita esta.
La poesía me gotea del brazo ya mutilado
La sutura no se realizo. Logremos derribar el convento.

Condena y no miseria. Supura a indigestión
Lograda la cadena que sostiene esta perversión
La aun malograda frontera que protege la imaginación

La pena

Me alegra la pena del olor de los libros antiguos
Tristeza me causa el dejo y la empatia utópica del futuro
Aisló las ventanas y soy el viento, rompo la condena
Solo si me muero. Silencio en el corredor votado queda mi reloj.

Tengo un abrigo. y es recurrente. viene de un día de lluvia negra que nunca paro
Locuacidad al instante, congoja en una sola oreja
Sostengo el momento mientras me asfixia un cristal
Solitario se deja el grillete enrollar. Nada es gratis.

Yo soy la pena. Me ensancho con solo mirar.
Yo soy la tristeza, soy sabiduría y alma del amor
Solo me queda la melancolía. Asqueroso sol aun quema lo que sobro

Dormir por siempre; como en un cuento de hadas, y no ser exigente es lo mejor.
Locura intensa trae a mi lo que dejaste enganchado sobre mi muerto cuerpo.
Revisa mis llagas si es que encuentras satisfacción; la pena es mi gloria, mi vestimenta de ocasión.