Ayer, la noche cubrió con su manto de oscuridad mi casa, me encontraba yo solo…
Estaba acostado en el callejón que llego a ser el pasillo que da hacia el patio, miraba el cielo estrellado que llego a ser el techo. Entonces, todos mis dolores, problemas y penas que atormentaban mi vida, salieron de mi cabeza y tomaron forma humana y comenzaron a golpearme y la sangre se me fue escapando del cuerpo lenta pero abundantemente, porque yo era acribillado en esa noche, en ese callejón por ellos: Mi ira, remordimiento, vergüenza, celos y desesperación.
Querían matarme.
A pesar del castigo que recibía de mis verdugos, alcance a verte, llegaste al espectáculo. Tú me veías ser destrozado, pero no estabas de mi lado. Claro, a nadie le hubiera gustado estar en mi lugar y creo que menos a ti, estabas ofendida, había tratado de patearte de mi mente, con un resultado inútil.
Por si fuera poco, una música estruendosa similar al ruido que nace del sufrimiento que surge de los infiernos, retumbaba sobre mi deteriorado sentido del oído; estaba perdido. Pero después de todo, será mejor así. Entonces trate de alcanzar las estrellas subiendo por el ropero, pero estaba tan viejo y tan deteriorado como mis esperanzas, no pudo con esta carga así que caí.
Después de este atrevimiento los golpes de mis enemigos fueron mas duros, mostraron el gran odio que tenía mi pasado hacía mi. Y en ese momento, nuestros ojos se volvieron a ver y alcanzamos a cruzar dos frases:
-¿Por qué?
-Es tu destino- Me respondiste.
Viendo cerca el final me resigne, entonces busque la forma de sufrir menos, busque y encontré una única solución:
Dormir.
Sabía que durmiendo yo soñaría, soñaría que era nada, que seria nada.
Me olvidaría de mis decepciones y desvelos.
Me olvidaría de tu sonrisa, lagrimas logros y sufrimientos.
Me olvidaría de tu importancia en mi.
Solo quería dormir en medio de esa masacre.
Solo quería dormir para soñar, olvidar…
Y morir.
El sonido palpable y real del timbre hizo que regresara al pasillo, que volviera a ver el techo, que estuviera de nuevo en mi casa, que la noche se haya ido.
Te vi alejarte y solo vi tu espalda, como verdaderamente es así. Y mis dolores, problemas y penas regresaron otra vez a matarme…
Dentro de mí.
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