Cansado he estado Esperándote y casi sintiendo su llegada. Triste me largue a una cama húmeda y solitaria. Esos pocos soplos que se ha quitado Me hacen falta. Le acompaño en silencio Sobre la luz de un viejo televisor. Dime un jeroglífico En que pueda anunciar su llegada. Mi lecho, desde aquel instante es ermitaño. Sigue en espera; la misma mía que le llama. Es noche, y mi bello ángel me lleva a soñar La lluvia me castiga con la fama de siempre Pero el bosque protege mis huesos. Cada noche quiero pensar en ella La dueña de mis sentimientos Una hembra sin casta maldita, ella. - Entonces déjala partir.
Texto agregado el 09-09-2007, y leído por 116 visitantes. (1 voto)