Cada palmo de mi cuerpo sucio y sudoroso
lleva el dolor de los que hoy murieron;
sobre todo de los que su día sea mañana.
Entre sus recuerdos llevo lo mejor,
me han dejado cuentos y aventuras
para nunca más volveré a escuchar.
La llena de este torrente
no nos detendrá para darles su última morada.
Es tarde y cubiertos de sol partiremos.
Vagan los recuerdos y los fusiles otros los cargaran.
Clamaran las madres el día de mañana;
pero será clamado en plena paz y con vida pasiva.
Algún mes llegare a clamar con mis lágrimas
las penas antes de sus muertes.
La promesa la cumpliré
si salgo vivo de esta maldita guerra.
Y me llegara el tranquilo caminar con calles asfaltadas
y clamaré por el fango y el agua fresca.
Con luces artificiales comeré en mesa,
dormiré en cama fresca y mía.
¿Y aquellos que ya no estarán?...
¿Qué?
Mayo de 1986.
Texto agregado el 09-09-2007, y leído por 130
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