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'HAY UN HEROE EN CASA' Capitulo III

Biografia novelada, inspirada en la vida de Emil Bergman.
(Resumen)

…debo admirar a este hombre cuya fe en Dios y su espíritu inquebrantable, han convertido los horrores de la Shoá en una lección ejemplar, en la cual el amor triunfa sobre el odio y la esperanza sobre la desesperación’.
Frederic A. Klein*

No bastaba con llorar, las lágrimas un día se terminan. Mi llanto fue provocado por una mujer, cuando nací en casona de mis progenitores, un amanecer...

El hombre que preguntaba, apagó el grabador y le pidió no entrar en detalles de su nacimiento, ya que era algo que quería saber de manera profusa en otro momento, así dejó que Emil se expresara de manera libre, quien en ese momento se servía un capuchino con azúcar negra, saboreando cada sorbo con placer:
- ¡Qué rico está esto! –dice.
-¿Desea que le preparen otro?
-No quisiera abusar..., pero sí, me ha gustado de verdad, sonriendo como un niño.
-Continúe, se apresuró a agregar, el señor a Emil, no se detenga que mi...
- Está bien, he comprendido que su tiempo vale, quiso decir, ¿eh? El mío no tiene importancia, lo tengo donado, dijo esto, y de verdad, era como si viviera en otro espacio y tiempo libres de cargas…

‘La evolución del caos’ es un buen título para un libro, sí señor. ‘Una metáfora sólo es importante mientras la relación es problemática: es decir, mientras se percibe la presencia de la similitud como de la diferencia’. En esto Paúl Ricoeur tiene toda la razón: ‘Cuando se pierden las diferencias por uso o hábito, la metáfora esta muerta’. Era un fragmento escrito por K. Hayles que acababa de leer. Quiso seguir pasando las páginas, pero, cerró el libro, se quitó las gafas, restregó los óculos de derecha a izquierda, -como en la escritura hebrea y árabe- del lado del corazón, decían del izquierdo y él comenzaba siempre por ése sitio. 'Conexiones inconexas' que se mantienen en equilibrio dentro de un aro circular y dinámico. El fuego que quema y mantiene la energía en constante ebullición… ¿Se piensa en palabras o las ideas aparecen abstractas en las mentes y las llenamos con la memoria de objetos conocidos, emociones...? Creo que el hombre es una historia constante de metáforas, y llevado al extremo es en sí mismo una extraña metáfora... ¿le parece?...
- No veo clara la relación del libro que porta en su mano a su…digo, al Holocausto…-agregó sonrojado el de las preguntas.
Me ha gustado escudriñar en libros para entender los fenómenos humanos. Aunque carezco del mínimo sentido común, la sutil línea entre realidad y fantasía es muy suave, leve y esponjosa. Recuerdo que mi padre a menudo ha dicho: El sentido común es el más común de los sentidos, le había escuchado decirlo a un doctor muy conocido en la época en mi Polonia de los juegos y las pequeñas emociones infantiles. Pero el recuerdo de mi padre es lo más valioso para mí, sus enseñanzas…

Mira hijo, sabía decir sabio, Si no consigues entender un problema, dibuja un esquema. Si no encuentras la solución, haz como si ya la tuvieras y mira qué puedes deducir de ella razonando hacia atrás. Si el problema es abstracto, prueba a examinar un ejemplo concreto. El entrevistado no pudo dejar de sonreír ante la experiencia paterna.

Emil dibujaba sobre una servilleta de papel un círculo y dijo: éste es el mundo, luego trazó un punto negro en el centro y muy al lado una llamada en forma de incógnita. ¿Y ahora, hombre de mundo, me puede decir qué significa ésta metáfora?...
El entrevistador dejó que el héroe se expresara, que su mente punteara notas desclavijadas como en una guitarra que le faltan cuerdas. En seguida, le dijo:
- Está bien Señor Bergman, hoy hasta aquí llegamos, se ve agotado y sin rumbo. No se enoje, pero hoy llegamos hasta aquí. Vaya, descanse unas horas, mañana se encontrará más dado a seguir la historia…
- Pero, si ésta es la historia de lo que pasó, amigo. ¿Usted cree a ciencia cierta que lo que aparece a menudo en los libros es una constante en la vida? Ahí esta todo corregido, acabado, se sigue el hilo de manera lineal y contundente. En la vida, como en la guerra hay vacíos, retrocesos, avances, saltos, y eso mismo: inconexiones difíciles de salvar. No soy un experto en el tema, pero no se puede saber qué pasara mañana, que digo, en el instante siguiente. Es lo más parecido a las lengüetas del pincel cuando toma colores de la paleta y se unta en la tela, el resultado no tiene memoria de lo que fue antes y de como se mezclaron las texturas, los óleos que fueron apenas básicos se confunden y crean mundos infinitos en una explosión irreverente y dinámica. La base de todo es la misma, más el resultado final no lo es. Un cuadro no tiene memoria de sí mismo. Está allá a la vista de cualquiera, pero nadie puede decir que fue antes de estar en ese lugar. Y qué quiere decir en su soledad. ¿Vio algo más solitario que una obra en un museo? A pesar de las visitas, los itinerarios de los diferentes turnos de turistas… No, el cuadro sigue esperando por sabe qué cosa o quién. Es así de esta manera, como se intenta sobrevivir en la tela de la guerra. No, no se puede saber si te levantarás de la cama al amanecer, y si se dormirá esa noche, usted esta confundido, no yo... ¿Y sabe una cosa? Esto me esta llenando los gobelinos, y cuando me los llena... lo que pasó, pasó y...

El entrevistador nunca había visto comportarse de esta manera a Emil, pero le dijo:
- Le dejaré descansar, Bergman hasta que sus ideas se aclaren, sino el relato me va a salir un cuadro de Picasso. Duerma y descanse en unos días le llamo por teléfono.
Desde el otro lado de la sala se oyó un grito:
- ¡Vaya de paseo, amigo y no me moleste!... No quiero seguir con esto, no tiene sentido porque las palabras no tienen memoria, sólo dicen metáforas muertas. Metáforas muertas el tiempo detenido en un punto que no tiene memoria...
Emil se veía seriamente desencajado, con las pupilas escudriñando el piso de la sala, luego puso su mirada en las paredes del pasillo y acercó su mano y la deslizó acariciándola, se acercó más quitándose las gafas y dijo para sí:
Nada de lo que parece es cierto. Esta pared desde lejos me parecía muy lisa y desde cerca la encuentro rugosa y llena de grumos e imperfecciones. Los sentidos no engañan, no, somos nosotros los que nos engañamos a nosotros mismos, se piensa que se puede comprender todo y el todo no existe, navegar en los misterios humanos es como instalarnos en una nao del engaño…

Al punto siguió, éste señor de las preguntas está confiado en escribir mi vida, pero si mi vida no está, no existe. Es una nada que alguna vez estuvo en algún lugar y ahora es sólo eso, un punto, una incoherencia o un simple nombre: ‘Emil Bergman’.
Estuvo, estuvieron, mi casa, mis amigos, mi amor por la ciudad; porque fui feliz en Polonia, ¿sabe?, dirigiéndose al rostro que lo escrutaba, incrédulo. Pero después llegaron ellos, lo tomaron todo y la nada se apropio de mí y de mis queridos. Por eso no quise regresar de nuevo. No hay nada que ver, ni pensar, ni siquiera oler. No está el pastel de madre, ni el negocio de padre, ni las tiendas de revendedores de los Levi, no está el relojero que vendía oro enfrente, ni la Sinagoga del Rabino Yehuda ni esa chiquilla con pequitas rojas, ni su sonrisa, ni mi perro de cola corta.


Desapareció mi amigo Samuel quien era mi confidente y jugábamos a la pelota de trapo...Un abismo lo ha tragado todo...No voy a ir a Polonia a ver los campos de exterminio, no debo reconstruir la historia, porque ella lo hizo a lo largo de casi setenta años, no iré...No me hable de premios ni de actos honoríficos. A los cadáveres no se les toma el pelo, ellos todavía sienten, todavía respiran, en algún lugar les duele… Están dentro mío y se los lleva donde se vaya. Ahora, no me diga lo que tengo que decir, ¿sabe usted qué pasó entonces?, ¿estuvo presente su mente lúcida en esos tiempos? Y déjeme, déjeme…
Emil se había quebrado, ni el llanto ni el sufrimiento eran más dignos en sus palabras porque lloraba el silencio y el silencio le arropaba…

Recordaba la música con que se complacían los enemigos en la radio, sonaba como un torbellino intenso dentro de la mente y por supuesto en su corazón...Nadie había encendido ningún aparato eléctrico, y el sonido subía y le tomaba el cerebro, el cuerpo como un cáncer hecho de hiedras y música...ésta estaba dentro de sí y el radio no existía, ni su memoria, sólo esa música ensordecedora que ponían los enemigos en altos parlantes...Era la música del Fuhler...
* ‘En la dedicatoria al libro ‘El Holocausto que yo sobreviví’ de Mak Furmansky.

Texto agregado el 08-09-2007, y leído por 281 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
15-09-2007 Muy interesante. margarita-zamudio
14-09-2007 Tu modo de explicitar lo sucesos de esta historia dejan evidencia clara de lo terrible vivido en esas épocas. Sigo Shou
09-09-2007 la novela me resulto apasionante***** alexandrocasals
09-09-2007 La esponjosa divisoria entre realidad y ficción aceptada, y el espejo del corazón, me recordaron la Kábala. La defensa ante lo incomprensible, por maligno. sereira
08-09-2007 He leído todos los fragmentos de esta novela. Me encanta tu forma de vivenciar épocas tan duras, tan crueles, tan intensas. Soberbio tu talento. 5* THEOTOCOPULOS
 
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