TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / mariellazul / Cuando Conocí a A.

[C:310786]

Recuerdo que me gustó mucho A. cuando lo conocí por su espontaneidad, solía captar fotográficamente esas palabras que escapaban de mi boca y las armaba con sincronía.

Con A. en sueños teníamos largas conversaciones... música, nubes, risas, qué días... qué días de broma en broma.

Días de ojos en un mundo real.
Fue aquel día que hablaba con un adulto con mucha propiedad, tan distinto… tan importante. Que solo me quedé mirando a un niño disfrazado de adulto pero le sentaba tan bien, era inevitable dejar de lado su espontaneidad y una especie de ternura que invadía al verlo ahí.
A partir de ese día mis ojos se posarían en él. Ser divertido, ser imaginario, ser extraído de un cuento absurdo, ser adorable.

A. A. A. ¿podría decirlo completamente? ¿Eras ficción?

Volvemos al mundo gris y atestado de concreto...
- Hola
- Hola
- ¿Qué tal?
- Pues bien, nos vemos. - digo yo.
Y me retiro con una extraña sensación dónde sale M diciéndome que lo real es lo que ves. Lo peor (o mejor) es que no necesito que ella venga y me diga eso, ya lo sé.

A. me caes tan bien y los ojos se tiñen de amarillo para verte así. Risas. A partir de ese momento todo se vuelve transparente... yo me vuelvo transparente ante los demás ojos, es cómodo no asumir un color para mostrar al mundo o envolverme con un papel precioso para ofrecerme a ellos.
Es agobiante disfrazarse de vez en cuando, otras divertido... pensaba en ello cuando una mano tocó mi hombro para decirme que el tiempo había terminado. Me mostró un álbum lleno de rostros me topé con la risa de S., risa diferente, risa aclimatada, frente a otra muy cercana, puede que la ideal para él. Puse la palma de mi mano abierta hacia el cielo y sentí pequeñas gotas de lluvia, encogí los hombros y dejé ese álbum, que aunque a medias, ya lo había visto todo.
Ese mismo día coincidimos en labores con A. atravesé ese vidrio delgado y maleable para traspasar a su mundo.
Ya en su mundo A. se encontró feliz de estar acompañado aunque estemos bajo la lluvia, al menos eso me dio a entender, y me sentí feliz con tan poco. Abrazos limpios. Abrazos amarillos. Risas.
Era necesario un recreo en mi vida y en tu vida. Muy pequeño o muy extenso para lo que realmente dura una llovizna en Lima. Luego nos sacudiríamos esas pequeñas gotas de lluvia y continuar con nuestra línea del tiempo.

Tu vida.
Mi vida.

M. me lo dijo aquella vez y yo aún sigo pensando lo mismo. Entre el valer o no la pena. A. guarda silencio sepulcral aplastando su espontaneidad, por eso ya no me gusta. No risas.

A. A. A. ¿podría decirlo completamente? ¿Sigues siendo ficción?

A. perdió credibilidad pues me cambié los anteojos por unos que me mandó una amiga que está en el extranjero, son rayos X. Observé a pocas personas con ellos, la primera vez me oculté en mi habitación durante un par de semanas, me sentía asqueada.
Pero un día confronté lo real y salí para verlo a él.
Risas... púrpura...

Ojos llenos de decepción se quitó los anteojos. Lo miró... no niño pez. Ahora ojos amarillos, sonrió. Encogió sus hombros, miró esa risa extraña acompañada de otra que la miró y mostró amenazante sus dientes defendiendo lo suyo.
Y comprendí una vez más la naturaleza humana.

A A. aun sigo conociéndolo sin conocerlo, solo las veces que se cruzan nuestras miradas y su espontaneidad vuelve por momentos donde ese trocito de felicidad se vuelve cómplice a guiñarnos un ojo. Así, A. me toma de un brazo y fuera de otros ojos incisivos regresamos a reflejarnos en nuestras miradas.

Texto agregado el 07-09-2007, y leído por 78 visitantes. (1 voto)


Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]