Siempre tuve duda de lo que quería indicar aquélla frase que dice: “acariciar con la mirada”; hoy mi amor, por fin lo comprendí. De mi admiración eres merecedora, no creí que a tanta distancia que nos separa pudieras seguir enseñándome cosas. Así fue, mientras tu caminabas con alguien más yo te miraba y juraría que por un instante te volví a sentir tan cerca, parecía demasiado real. ¿Masoquismo?, es errónea esa suposición, no puedo evitar toparme contigo y dejar de verte con aquélla mirada que denota amor, caso contrario al tuyo, me miraste con tanta indiferencia que cualquiera que no sepa nuestra historia podría jurar que somos extraños.
Tú, regalando aquélla sonrisa tan maravillosa, proseguiste tu camino del brazo de alguien más; y, como te conozco, sabía que no ibas a voltear; gracias, efectivamente con la mirada seguí acariciándote e inclusive un nostálgico suspiro te besó, no importa que no lo hayas sentido, me basta con haberte visto.
Asumo que en nuestra historia ya no habrá nada que escribir, aunque estaré al pendiente con lápiz y goma en la mano, cualquier cosa que quisieras corregir, cualquier relato que quieras volver a escribir, sabrás dónde encontrarme, a pesar de que hoy casi ni me miraste.
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