Fueron las gotas de aquel líquido blanco y pegajoso las que le hicieron sentirse terriblemente excitado. Las manos le temblaban más de lo habitual, pero no podía dejar de seguir apretando aquellos lactosos y abultados tetones que tenía a la altura de sus ojos. Debía terminar lo antes posible y no ser castigado por no hacer su trabajo. Llenó la lechera hasta casi el borde superior y cerrándola se la cargó al hombro saliendo de la cuadra. Había ordeñado otro día más la única vaca que poseía su familia en la granja. Por la noche, después de cenar, se sintió otra vez excitado, necesitaba ordeñar algo,
¿Acaso la vaca… otra vez?.
Manuel-2003
Texto agregado el 19-03-2003, y leído por 402
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Lectores Opinan
30-03-2003
sip...apoyo lo de vicente...pero la idea esta muy buena..da para una satira mas larga dulcilith
19-03-2003
MMM...no me gusta que el título sea tan revelador. Ya en la primera frase se entiende que estas hablando de una vaca y todo el misterio que puede causar el comienzo se pierde. VicentePrado
19-03-2003
MMM...no me gusta que el título sea tan revelador. Ya en la primera frase se entiende que estas hablando de una vaca y todo el misterio que puede causar el comienzo se pierde. VicentePrado