Sonora la disotopía y final de tanto sonámbulo
Y los ojos, cristales. También las galerías, el cosmos.
Las hurañas miradas y fútiles suspiros no son más que caretas
Obscuras y terminales. Las horas condenan el tiempo.
Sórdidos los gritos. Como remolino se entierra el necio.
El uso de la voz y el malgaste del aire son la perdición.
La inutilidad de la desesperación. Los momentos te quitan el respirar.
Si cada alarido es de auxilio, mas tierra a la tumba.
Del desierto, que ahora a los torpes; que creen en su poder en el sonido,
Es el sol y su alucinógena víbora.
La carcasa húmeda corpórea no resiste la exasperación de la existencia.
Nada es una molestia, ni coincidencia.
Solo piezas ubicadas exactamente en el tiempo-espacio.
Incluso la luz de la noche y el rayo diurno de la muerte, todo es cierto.
Texto agregado el 04-09-2007, y leído por 100
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
07-09-2007
Tampoco debe ser casualidad que me pasara por acá a leerte. Me gustó. 5* THEOTOCOPULOS
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