Inicio / Cuenteros Locales / Delosangeles / Mi voz en esa canción
Si tenemos el cuerpo erguido y caminamos,
¿Para qué sentarnos y escuhar?
Escucharme.
Canto.
Te canto.
Sí, canto esa canción que nos gusta tanto y nos hace pensar. En verdad, sentir. Sentirnos.
¡Cómo duele escuchar mi voz cuando se separa de mí!
No quiero pensar más.
No quiero silenciar más.
No quiero que los pensamientos queden para mí. No.
No quiero no hablar.
Entonces, canto.
Te canto.
¡Y cómo duele! |
Texto agregado el 04-09-2007, y leído por 78
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