El perro lame sus partes íntimas tirado sobre el edredón. Es que esta aburrido de acicalarse nada mas que la cola. Me han dicho que estoy obsesionado con los perros. A lo que yo respondo, “no estoy obsesionado con ellos, ellos lo están conmigo. Se me presentan en cada visión, se paran en dos patas, y me lamen la cara…” ¿Qué tiene de malo tener como rey de nuestras visiones al bien llamado “mejor amigo del hombre”? Ese mamífero peludo nos acompaña desde el principio de los tiempos. Alguna vez, el nos dio de comer como ahora nosotros ahora lo hacemos con él. La puta que no hay cosa mas fiel que un perro tirado a nuestros pies, durmiendo la siesta, un cuatro de febrero a las tres de la tarde.
Mas allá, un muchachito escuálido, de grandes lentes y cara de ratón, tira patadas al aire, vestido ornamentalmente con un Karategui o Do Bot (depende cual sea el arte marcial que practique. Yo prefiero el Tae Kwon Do, por lo tanto esta con un Do Bot). En su pequeño cerebro perturbado por la “caja boba”, no hay otra cosa que inmensos enemigos, feos y granudos, que caen al solo contacto de uno de sus “fatales” golpes.
Un poco hacia la derecha, bajo la sombra de la parra, dos viejos. Toman mate. El viejo comenta “Ese pibito esta mal del marote, le dio mucho sol en la cabeza. Esta tan insolado que se le achicharro el cerebro”… Y la vieja meneando la cabeza mientras sorbe el mate (acto complicado el mismo, fruto de largas tardes de mateada) le dice bajito “Déjalo viejo, ya se le va a pasar. Es chico tenele paciencia…” Yo le diria “Es cierto señor, tenga paciencia, haga como el elefante (y no le restemos importancia a la saliva, ¡Pobre hormiga!)*”
De mis tres visiones preferidas, el perro, el pibito desquiciado y los dos viejos, yo señores mios, me quedo con el perro.
* el que no se sabe ese dicho, despues se los cuento
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