Para qué la vigencia, si tengo una vejez, si carezco de seguidores que busquen mi esencia.
Para qué el orden, si nadie sabe lo que eso es.
Para qué la cultura, si al morir se nos va y al nacer de nuevo volvemos en casi cero.
Para qué mirar en menos y escalar a medida que salen peores al camino evaluándolos con la lupa que tenemos en el bolsillo y que obviamente nos favorece.
Por qué nos importa tanto lo que piensa el vecino y pretender ser bien visto por quien nosotros bien vemos. ¿Será el mutualismo el óptimo de las relaciones o bastará con la dirección única y permanente?
¿Te sirve la disciplina para algo más que el no volverse loco?
Estamos todos locos, existirán los locos o es que el ser seres humanos nos condena a ser una enfermedad en el universo, considerando enfermedad todo lo que merma el funcionamiento normal de las cosas, considerando normal lo que fluye a favor de las leyes y principios que el universo establece o genera para la existencia.