La cafetería estaba llena como de costumbre y la mezcla de voces y olor a café fresco, aliviaban un poco los sentidos algo saturados de tanto trabajo, órdenes, regaños, quejas y caras largas de compañeros, con solo mirar alrededor se detecta que es un lugar donde estar de buen humor es toda una proeza.

Al cabo de 15 cortos minutos, que era el tiempo determinado para descansar, volvía nuevamente con sus pasos lentos y pesados a su labor y mientras doblaba la esquina y hablaban de lo mismo de siempre con una amiga, observa que su sombra se ve más oscura de lo habitual y se mueve diferente a ella, casi como si tuviera vida propia y de repente su propia sombra se desprende de la pared y se lanza violentamente sobre ella, sin darle tiempo a esquivarla, y entonces en un abrir y cerrar de ojos, ya se encuentra dentro de ella y todo es oscuro, no puede respirar, se asfixia.

Una y otra vez trata de despertarse, pero cuando por fin lo logra al intentar moverse su cuerpo no responde y solo ve oscuridad, al cabo de unos cuantos segundos, de los más largos que recuerda, logra levantarse de un salto de la cama, al observar el reloj, ya es hora de arreglarse para ir a trabajar; como un autómata cumple con su jornada laboral y no puede alejar de su mente esa absurda pesadilla.

En el bus de regreso a casa observa su rostro reflejado en el vidrio, son unos ojos más oscuros de lo normal los que la observan, con ese aire de tristeza sin razón, en medio de caras de desconocidos, una voz le pregunta “ ¿Se siente bien señorita?” y con un seco y casi inaudible “si gracias” corta cualquiera inicio de dialogo, mientras su atención es atraída por la encantadora mirada de una pequeñita que sostiene en los brazos una señora, son unos grandes ojos brillantes v que le hablan, que la invitan a tranquilizarse que todo esta bien y luego le sonríe hermosamente dejando al descubierto sus tres dientes.

Esa noche su apartamento tiene un olor diferente, es como si sus muebles, paredes y cortinas olieran a frustración y los colores palidecieran cansados, resignados a la soledad, pero ese oler desaparece rápidamente cuando ella rocía un poco de ambientador y ahora huele a lavanda.

En las noches siguientes, no logra conciliar fácilmente el sueño y cuando lo hace tiene sangrientas pesadillas donde la gente muere a sus pies, se repiten una y otra vez.

Esta tan agotada que ya no soporta mirarse al espejo, ni escuchar de sus compañeros de trabajo las preguntas, sobre que le sucede, porque tiene esa cara de tristeza, ¿como si una persona no tuviera derecho a deprimirse y dejar de sonreír estúpidamente?, como si definitivamente tuviera que estar o aparentar estar feliz y ni hablar de las conversaciones con los amigos, quienes al verla con esa melancolía, le recordaba que ella tenia una vida por delante y que no tenia porque estar triste.

En algunas tardes cuando camina por el parque, puede casi palpar la presencia de alguien detrás suyo, pisando sobre sus pasos, pero esta segura que todo es debido a esa tontas pesadillas, eso es lo que la tienen nerviosa, se pregunta si algún significado debe tener ese sueño de la sombra ya que fue el principio de sus angustiosos sueños y su progresiva melancolía.

Ya no le encuentra sentido el abrir los ojos y estar viva, ¿para que levantarse cada mañana y repetir día tras día la misma rutina, el mismo trabajo aburridor y repetitivo, los buses llenos, los fines de semana haciendo lo mismo?. Que alivio sería ser libre de todo aquello en que se convirtió su vida sin siquiera preguntarle a ella que quería.

Y precisamente esa noche cansada de tanto quejarse de la vida en que ella misma se ha encarcelo, decide darse un baño de agua tibia y es tan tranquilizante sentir el agua recorrer su cuerpo sin ningún esfuerzo, y poco a poco es como si volviera a la vida, se siente liviana y su rostro tiene un gesto de determinación, como cuando se encuentra la solución a ese gran problema que tanto preocupación causo, que incluso es cómico, hasta el punto de producirle mucha risa y tiene animo hasta para mirarse en el espejo y decirle a su reflejo.

-Bueno impertinente sombra, ya me canse de ti, dime ahora mismo que es lo quieres?
Al no obtener respuesta, repite la pregunta en un tono aun más desafiante.
- No vas a responder? Haber di algo!

Sus ojos brillaban extrañamente, entonces decidió ir a dormir y dejar de jugar tontamente, pues reía algo nerviosa de solo imaginar que tal vez hubiera obtenido una respuesta, si continuaba frente al espejo.

Su amiga extrañada por la ausencia de tres días de ella al trabajo y además preocupada por su raro comportamiento después de contarle sobre aquella pesadilla de la semana anterior, decidió ir a su apartamento, ya que no contestaba el teléfono, ni el celular, además ella recordaba perfectamente donde guardaba la llave de reserva, debajo de la matera junto a la puerta, así que cuando esta frente la puerta con la mano un poco tembloroso mueve la perilla y enciende la luz, su amiga se encuentra sobre la cama, parece profundamente dormida, en ese instante suena el teléfono y antes de que suene el segundo timbre, al otro lado de la línea, la mamá de su amiga, pregunta que si su hija esta bien, pues habían quedado de almorzar juntas.

- Doña Juana, esta muy dormida, la verdad no la quiero despertar… aunque, no sé, la veo rara, esta muy quieta… deme un momento me acerco un poco.

Al mover el cabello de su cara, esta muy blanca y su rostro frío, un libro se cae de la biblioteca mientras ella suelta el teléfono de su mano y casi puede jurar que ha visto pasar una sombra que sale por la ventana.