He derramado sangre susurrando pesares,
me salta el alma, la vida no quiere vivir,
no siento nada, tengo el pecho frío,
¡ah dicha mía!¿dónde te has ido?.
Me juzgaron como penitente, en medio de inquisidores culpables,
mataron el feliz presente, de quien amaba en alma y sin mente.
¡Inquisidores culpables sois!, me acusan de pecado ajeno, siendo vosotros pecadores insaciables.
¡Me culpais de ser sábana en vuestras camas,
cuando sois vosotros quienes buscais entre niveas almas las sábanas blancas, donde aplacais vuestras ganas.
¡Veis deseosos,donde hallar falta!,
¿acaso veis que la falta va en vuestras almas?.
Miren al culpable, que no tiene falta,
miren al pecado, que no me conoce,
sólo ved mi estado, inquisidores del diablo,
fariseos descalabrados,
reyes de tronos impíos,
llenos de mugre y hedores fríos,
ved mi alma, piedra epitafiada,
de lamentos tremendos,
de cadenas pesadas,
pecados ajenos, llamadas perpetuas,
inquisidores pecadores,
tumbas abiertas,
muertos vivientes,
rojas cadenas,
pecados sin pecar,
tanta sangre que he de derramar.