Busquemos un lugar solitario
lejos del sol,
empobrecido pero siempre verde.
Entablemos una pequeña conversación
de cualquier tema, adivinando que todo será resuelto.
Te veré en las mañanas con tu frescura de siempre,
resurgiendo de una paraíso; casi nuestro,
y tus mejillas tocaran mis dedos.
Ya vendrán otras horas
perseguidas con ahínco y sabiduría,
las cuales obtendremos pronto.
Voy en mi ronda hacia ti,
llevo mi bolsa llena de juegos,
con la ilusión absurda de verte desnuda.
Trataremos de vernos en los parques,
en el sur ha de estar el mas húmedo, el mas nuestro,
el otro no importa donde este, como se nombre.
Prendamos de nuevo nuestros celos
más fuertes, más radicales, casi egoístas
y ubiquemos nuestra verdad, el amor que no une.
Será en cualquier país,
cualquier hora es buena para el amor
que nos espera con más ansia, mas deseo, más de nosotros.
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