Ser agradecido

Parece que en el interior de muchas personas moran dos personajes que se oponen. El comportamiento con la familia y amigos, y el comportamiento con extraños y fuera de casa. Entre los suyos, parece que los modales que se han adquirido con el correr de los años, se han olvidado completamente. Mientras que con extraños, parecen surgir a la superficie. En casa pedir algo con “por favor” está fuera de moda. Se dice “pásame la sal” “dame eso o aquello”. Y luego decir “gracias” es como sentirse antediluviano. Mientras que con extraños uno lustra su mejor sonrisa, y casi le besa la mano al que le “dio eso o aquello”. Debería ser igual dentro o fuera de la propia casa. Al contrario, se debería ser más atento, más cortés con los suyos ya que con ellos convive diariamente, mientras que a los extraños quizás nunca más los ve. Donde más se nota, o por lo menos yo lo noto es que son poquísimas las personas que me agradecen un mail que les envío, mientras yo agradezco todos los que recibo, sea el tema interesante para mi o no. El que una persona me envía algo, significa que pensó en mí para hacerlo. Ya el pensar en mí, es un gesto que yo agradezco. Una vez me tomé el trabajo de marcar el tiempo que toma para agradecer un mail. Clic sobre , ya sale el mail todo listo con la dirección y el asunto anotado, luego escribir en el mail mismo y poner el nombre de uno y clic sobre , me tomó menos de un minuto. Si la otra persona del cual uno recibió el mail, no vale un minuto del tiempo de vida de uno, para agradecerle la amabilidad de haberse tomado su tiempo de vida para enviar algo, que les aseguro le tomó más de un minuto, entonces traten de cerrar vuestro ordenador o borrar todos lo que le entra. Algunos me dirán ¿De veras? Al leerlo que estoy segura tomó varios minutos, le agrega un minuto más y le envía las gracias. ¿Es fácil no? ¡¡Pero claro muy difícil de hacerlo!! La cortesía ayuda a evitar muchos problemas. Ya me ha sucedido que yo llamando a una oficina del otro lado casi me gritaban un “hola, quien habla” como diciendo que viene a molestar. Yo con mucha suavidad contesto “buenos días”. Es casi visible como la persona del otro lado se desinfla y su voz suena mucho más normal. Quizás pocos minutos antes de yo llamar, el otro tuvo una discusión con alguien y al sonar el teléfono su disgusto hizo retumbar mis tímpanos. ¿Cómo creen ustedes que él hubiera reaccionado si yo a la vez le hubiera contestado de la misma manera? Lo menos que hubiera hecho es colgar con un golpe el receptor. Pero al recibir como contestación a su grito ningún golpe sino una caricia, la rabia que tuvo unos minutos antes se disipó como por arte de magia. Además la sonrisa mientras uno habla por teléfono que el otro no ve pero siente es importante.
En suma: gastamos tantas palabras en el correr del día, que si debiéramos pagar por cada palabra emitida, hablaríamos mucho menos, y si a ellos le agregamos algunos “gracias” mejoraríamos la convivencia con los demás. Gracias por haber leído hasta el final.