Ella abrió la puerta poniendo su cara más simpática, y lo miró a él como si lo amara durante años.
Ella– ¡Hola!
Él– ¡Hola! ¿Cómo andás?
Ella– Bien ¿Me prestarías 5 pesos?
Él– Si, lo único que aquí encima tengo sólo tres. Esperá dos minutos y busco el resto.
Ella– No, esperá, a lo mejor con tres me alcanza.
Él– Bueno, tomá.
Ambos extendieron sus manos y los tres pesos pasaron de la de él a la de ella.
Ella– Pero no sé cuanto me va a salir lo que tengo que comprar.
Él– Bueno, si esperás dos minutos, te presto el resto y listo, si sobra me lo devolvés.
Ella– Bueno, hagamos así... Pero no. No te pongas en molestias.
Él– No es molestia, ya te dije que si esperás...
Ella– Pero no sé, a lo mejor los necesitás...
Él– Ya te dije que no hay problema.
Ella– Si, pero a lo mejor puedo conseguirlos en otra parte.
Él– Si querés...
Ella– ¿No te ofendés?
Él– ¡No! ¿Por qué habría de hacerlo?
Ella– Digo, no sé.
Él– Pero... ¿Por qué no esperás unos minutos y listo?
Ella– Mejor, porque no sé si me van a prestar.
Él– Bueno, ya voy a buscarlos.
Ella– Pero no te molestes, de alguna forma me voy a arreglar.
Él– Por favor, decidite.
Ella– Bueno, me voy. Chau.
Él– Chau.
Ella– Tomá, te devuelvo la plata.
Él– ¿No me los pediste recién?
Ella– Si, pero ya me voy a arreglar.
Él– ¿No los necesitas?
Ella– Si, los necesito, pero a algún otro le voy a pedir.
Él– Pero si en ningún momento te los negué.
Ella– Si, pero a lo mejor no podés.
Él– Si no pudiera te lo habría dicho.
Ella– A lo mejor no te animaste.
Él– Te hubiera dicho que no tengo ¿Cómo no me voy a animar?
Ella– No sé, por ahí te da vergüenza.
Él– ¿Por qué? ¿Acaso nunca me viste sin plata en el bolsillo?
Ella– Sí, pero a lo mejor ahora...
Él– Tomá, dejate de hinchar, agarrá y esperame que termino de hacer esto y voy a buscarlos.
Ella– Decime dónde lo tenés y yo lo voy a buscar.
Él– Esperá dos minutos ¿Qué te cuesta? Ya perdimos más tiempo que eso en esta discusión estúpida.
Ella– ¡Bueno! Si te parezco estúpida...
Él– No dije eso.
Ella– Bueno, si te molesta que te pida cinco pesos...
Él– No. No me molesta eso. Me molesta que en lugar de esperar dos minutos me hagas perder quince.
Ella– ¡Está bien! Me voy.
Él– Bueno, andate.
Ella– ¿Ves? No me querés prestar ni unos míseros cinco pesos.
Él– ¡Ma’ sí! Ya voy a buscar el resto.
Ella– No te molestes, ya no los quiero.
Él– Rajá, loca.
Ella– ¡Qué carácter! ¿Ves? No se te puede pedir nada, ni el más mínimo favor.
Él– ¿Qué decís? Mirá, mejor andate.
Ella– ¡Todo te molesta!
Él– Me molesta que en vez de esperar un poco me hagas perder el tiempo con tus idas y vueltas.
Ella– No se te puede decir nada.
Él– ¡Psé! ¡Tenés razón!
Ella– No sos capaz de hacerle un favor a nadie.
Él– Sí, sí.
Ella– Sólo te pido cinco pesos y me los negás.
Él– ¡Nunca te los negué!
Ella– Nunca me los prestaste.
Él– Ahora nunca te los voy a dar.
Ella– ¡Sos un miserable!
Él– ¡Psé!
Ella– ¡Me voy!
Él– Ya lo dijiste hace cinco minutos.
Ella– Ahora me quedé sin los cinco pesos que necesito. ¡Por tu culpa!
Él– Si, por supuesto, yo tengo la culpa de todo.
Ella– ¡No te hagas la víctima!
Él– Si lo único que te pedía era que esperaras dos minutos.
Ella– ¡No querías prestármelos!
Él– Sí, sí. Andate ¿Querés?
Ella– ¡Claro que me voy a ir!
Él– Hace media hora que lo estás diciendo, y en lugar de esperar dos minutos me tuviste todo el tiempo sin poder hacer nada, y encima de eso te ofendés, me acusás de egoísta, de cualquier cosa, y te ponés en víctima.
Ella– No se puede hablar con vos, me voy.
Él– ...
Ella– ¿No vas a decir nada?
Él– Ya dije todo.
Ella– Siempre lo dije, sos un egoísta, sólo pensás en vos.
Él– ¿Para qué me viniste a pedir plata entonces?
Ella– No sé por qué.
Él– Bueno, dejame tranquilo que tengo qué hacer.
Ella– Ves, solamente pensás en vos.
Él– Andate, antes de que lo digas de vuelta.
Ella– Si me echás...
Él– Te echo, te echo... rajá, andate, hacé lo que quieras, pero dejame tranquilo.
Ella– No sé para que vine.
Él– Yo tampoco.
Ella– Dale, no seas malo, prestame cinco pesos.
Y finalmente él estalló, fue a buscar los dos pesos que faltaban y cuando volvió, ella dijo.
Ella– Pero, pensándolo bien, con lo que tengo me sobra. Chau.
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