Por el sendero aquel que recorríamos asidos de las manos y del alma. Escuchaba tu voz, cual melodía que alternabas entre susurros y promesas. Encontraba la exacta señal del agua que decantada en brillante luz, dejábame en la boca la tibia caricia de algún beso. Abrigo alterno y necesario. Por el sendero aquel sigue la vida . . . Y mis saudades discurren , entre olvidos y silencios, recordando cada cita y el encuentro termal que va en el tacto y el abrazo nacido en análoga vivencia para sentir lo mismo. Por el sendero aquel . . . Que hoy se disuade en tumultuoso río despeñado y corre hacia el mar buscando tus fragancias y tus sones con sentida cadencia, desde la nostalgia nos entrama . . .
Texto agregado el 29-08-2007, y leído por 90 visitantes. (3 votos)