"El ambicioso sube por escaleras altas y peligrosas y jamás se preocupa de cómo va a bajar. El deseo de subir ha anulado en él el miedo a la caída." Son palabras de Tomás Adams, quien tuvo la idea de comercializar la goma del árbol del chicle como golosina; la distribuía mediante las boticas con la leyenda: “Goma Adams de Nueva York elástica y masticatoria”, esto ocurrió el año 1869.
Como sea, la ambición es algo que siempre nos acompaña y puede ser positivo si la sabemos dominar, sin caer en un deseo de posesión que nos haga perder ese miedo a las caídas del que habla el célebre Adams. Encontramos ambición en todas partes y constantemente nos pone a prueba.
¿Y a qué viene todo esto?
La ambición mueve al estafador, como también es la ambición lo que hace a las víctimas de los estafadores. Y éstos lo saben, por eso saben que el secreto para alcanzar su objetivo es despertar la codicia que viene siendo una forma desmedida de ambición.
Cuando conocí -años ha- el truco del manojo de billetes que ya en manos de la víctima, y lejos del victimario, se convierten en recortes de periódico me parecía difícil creer que hubiera gente que cayera en tan burda treta. O aquella estafa con supuesto billete de la lotería, billete ganador del premio mayor, en la que además de la codicia se despierta la maldad de las personas para arrebatar a "humilde e iletrado" un billete que "vale millones" a cambio de unas cuantas baratijas, como el reloj, los pendientes y el anillo de oro, la cartera o el monedero con apenas el importe del salario de la quincena recién recibida... ¿qué son esas baratijas al lado de los millones que voy a recibir, millones que este pobre imbécil ni siquiera sabría gastar? Así, lo dan todo a cambio de un billete que nada vale.
Si les contara la de personas que he visto caer ante tal estafa... personas con preparación universitaria, damas o caballeros muy honestos que simplemente vieron la oportunidad fácil de enriquecerse. Y me he preguntado ¿fulanito o menganita intentaron estafar a "humilde sujeto"? Merecido tienen lo que les pasó.
Haciendo a un lado esos trucos viejos en los que intervienen una o dos personas, tres cuando más, hoy existen otras maneras de despertar la codicia: Las empresas de venta directa con sistema piramidal que movilizan millones de dólares, millones que van a parar a manos de unos pocos. Se calcula que hoy en día podrían estar trabajando para ellas más de 500 mil personas en cada país en donde se instalan, quienes depositan ciegamente sus esperanzas en ellas, pero salen dañadas en su económica, psicológica y físicamente.
El sistema de venta piramidal tuvo sus orígenes en la década de los 50's, cuando alguien descubrió que podía armar una red de distribuidores de productos que trabajara en beneficio propio recibiendo comisiones. Esta modalidad comenzó a extenderse geométricamente en los años 60's. La idea es que a partir de un producto cualquiera, una persona forma un grupo de vendedores, quienes no sólo se encargan de comercializarlo, sino que también pueden formar más vendedores, los que estarán a su cargo, de cuyas ventas el distribuidor que los nuclea cobrará una comisión predeterminada, y así sucesivamente.
Lo malo es que para ingresar al sistema el aspirante a distribuidor debe firmar un acuerdo y comprar una suma determinada de productos que venderá o usará en su provecho, además debe comprometerse a alcanzar las metas que se ha propuesto. Al comienzo los beneficios no son muy significativos -le advierten-, pero conforme alcanza las metas serán mayores hasta alcanzar proporciones insospechadas. Desde luego, alcanzar cada meta implica un desembolso cada vez mayor.
Parte del éxito se basa en que al llegar a un país, estas empresas se preocupan, en primera instancia, de convocar a profesionistas para darle prestigio a la firma. Paralelamente organizan reuniones en las que invitan personalidades reconocidas que asisten con cualquier excusa. De este modo, las empresas obtienen promoción extra y reputación de prestado.
Sin embargo, en poco tiempo los nombres de estas compañías desaparecen igual que aparecieron, casi como por arte de magia. Es usual que algún miembro importante de la empresa descubra el verdadero negocio, forme una nueva compañía que comercialice cualquier producto y convoque a los distribuidores a participar del nuevo emprendimiento, tentándolos con promesas de mayor progreso.
El adoctrinamiento y la manipulación son parte fundamental. Se obliga a la gente a capacitarse permanentemente leyendo los "libros de la empresa", asistiendo a los eventos y escuchando los CD's en los que tal o cual miembro prominente de la firma relata minuciosamente la manera como pasó de ser un mediocre oficinista a un exitoso hombre de negocios. Hay otros en los que el presidente de la compañía brinda consejos y motiva a sus miembros. Por supuesto, todo este adoctrinamiento implica nuevos desembolsos considerados indispensables para obtener el éxito deseado.
Los métodos de adoctrinamiento (seminarios, CD's, libros, eventos, convenciones etc.), apuntan directamente a moldear la psiquis del distribuidor de turno, por este motivo, en algunas naciones tales empresas son consideradas "sectas comerciales" por la manipulación psicológica a la que someten a sus miembros para motivarlos, manipulación calcada de la que utilizan grupos sectarios.
Quienes ingresan a la cadena tienden a cambiar drásticamente su personalidad, sus hábitos de vida, a sus amistades, incluso comienzan a utilizar modismos de lenguaje propios del grupo al que pertenecen. Expresiones como "hay que cerrar el paso a lo negativo", "hay que rodearse sólo de gente positiva" son de uso frecuente entre ellos. Cuando alguien les sugiere que le han lavado el cerebro, la respuesta del aludido es "me lavaron el cerebro porque lo tenía muy sucio".
Se cuentan por centenares los casos en que un integrante de una pareja ingresa al sistema y el otro no, lo que determina casi matemáticamente la disolución de la misma. Cuando el miembro es el hombre le argumentan que debe "ponerse los pantalones" y olvidarse de las críticas de su mujer, debe olvidarse de su mujer de una vez por todas; a la mujer le meten en la cabeza la idea de que el marido "está celoso de su éxito" y "no la deja crecer". Así la gente tiende a apartarse de sus seres queridos y a encerrarse cada vez más en el grupo que comparte su actividad.
Esta es sólo una de muchas maneras como hoy, en nuestro mundo moderno, se estafa a las personas despertando su codicia. Hoy, el estafador de los recortes de periódico o el tipo con el billete premiado de la lotería son cosa insignificante al lado de las nuevas técnicas empleadas por quienes arrebatan millones de dólares de sus víctimas en todo el orbe. Y lo más grave, nadie hace algo para detenerlo.
En Cancún, costa mexicana del Caribe.
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