“¡Esto no puede ser verdad!” pensó Woody, luego que un último incidente colmara su minúscula paciencia. Desde hacía un tiempo le venían sucediendo cosas tan inverosímiles como incoherentes, y su vida era como encontrarse dentro de la grotesca pesadilla de un demente, donde todo fluctuaba azarosamente. “¿O seré yo el que se está volviendo loco?” razonó, casi al borde de la desesperación.
Entablar relaciones con la gente que lo rodeaba se estaba transformando en algo muy dificultoso, y ante cada intento de diálogo solo obtenía respuestas vacías de contenido. Woody hubiese querido llegar a conocer mejor a su familia, pero tan solo se trataba de monigotes que lo saludaban mecánicamente al regresar del trabajo. Esta sucesión de hechos caóticos le hizo rememorar un día en que dos personas absolutamente desconocidas, habían comentado cerca suyo sobre un método para hacer guiones, que consistía en hacer girar una rueda para ir armando la novela al azar, siempre que el autor se encontrara en un atraco mental. “¿Y si mi vida fuese todo una mentira escrita por uno de éstos autores malditos?” pensó, por lo que se decidió alzar la vista y mirar hacia arriba, algo que nunca había hecho. Lo que vio fue al guionista en pleno proceso de escritura: “Hey tú, ¿que te crees que haces?”, preguntó. “Escribo sobre ti, aunque me ha salido un personaje bastante malo…”, respondió el guionista. “¿Malo…? ¿Y que me dices de tu guión, crees que alguien puede creerlo? Los personajes…superficiales, huecos y estereotipados. No me costó más que unos párrafos darme cuenta de que no podían ser reales. Además ¿por que mandaste las peores cosas al principio? La verdad es que se había tornado insoportable. ¿Es que tienes la mente podrida? Inyecta un poco de optimismo a tu vida, así podrás darle un poco mas del mismo a la mía. Eso sí, puedo soportar casi cualquier cosa, lo que no puedo soportar es que no haya aparecido ni una dama que valga la pena. Te lo ruego… ¡dame una mujer! No sabes lo que es vivir en éste mundo que huele tan solo a tinta y papel, y deja de brillar cada vez que se cierra el libro”. El guionista se justificó: “Es que la historia no trata acerca de relaciones ni dramas sentimentales, tan sólo…”, “¿Dramas?” interrumpió Woody, “Nadie dijo dramas… tan sólo alguna aventurilla, unos renglones por lo menos, ¡no puedes ser tan desalmado!”. “Algo se me ocurrirá…” contestó el guionista. “En lo posible rubia y con buenos pechos, y ardiente en la cama, y… ¿no podría ser con dos a la vez?”, “¡Una sola! Y nada de pechos, no me gusta escribir sobre ello. Será una dama inteligente y comprensiva, que escuchará tus penas… ¡y créeme que las tendrás!” sentenció el guionista de manera contundente.
Woody pensó que eso sería insoportable y tramó un plan para escapar. Cuando el miserable se descuidara, saltaría del libro y se suicidaría. Cualquier cosa menos ser involucrado en un guión con una “dama comprensiva”.
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