“La bienvenida”

Porque la noche era muy fría entro en un bar y se sentó en la barra. Deploró que no hiciera más calor adentro que afuera y no sentir el suave aroma a café recién hecho que tanto le gustaba. Unos instantes después entró una persona y se sentó a su lado. Le molestó que habiendo tanto lugar disponible eligiera la banqueta contigua a la suya y que lo mirara con tanta insistencia.
Como pasaban los minutos y no lo atendían iba a protestar enérgicamente. El hombre lo contuvo.
-No se ofusque, es inútil, nunca lo atenderán. Lo malo de estar muertos es que no pueden vernos.
-Usted está loco.
-Aún no lo comprende, ¿verdad? Bienvenido al Infierno. Acá no hay fuegos que nunca se apagan, ni torturas de refinado sadismo; solo el ser ignorados por los otros, los deseos (hasta los más ínfimos) insatisfechos y un deambular eterno, vacío y sin sentido.