Hace muchos años compre un Ford Fairline, recuerdo que lo había pagado muy poco dinero y su estado general era bueno salvo que la pintura no existía y los gomas no tenían aire.
El día que lo adquirí fue emocionante puesto que previo a ello, había creado una especie de amistad con la señora que lo tuvo diez años tirado en la puerta de su hogar. Tenia dieciséis años y cuando salía del colegio pasaba por la casa de esta señora y apreciaba la maquina. Dora se llamaba la mujer, era generosa y solitaria al menos eso recuerdo gracias a sus relatos me fui emocionando y me decidi a comprar el carro parecido a una maceta con yuyos creciendo a su alrededor, de hecho me imaginaba restaurándolo y descascarando poco a poco las escamas de pintura oxidada. Había juntado los morlacos necesarios para adquirir el rodado, oferte y logre mi cometido, previo convencimiento a mi padre que no titubeo en poner el gancho.
Era nuestro, ahora solo faltaba tratar de arrancarlo, lo habíamos comprado a puro impulso suponiendo que el motor no estaría clavado ni la junta quemada, adentro en la guantera había viejos papeles de compañías aseguradoras y papeles íntimos del primer titular, resulta que el auto era primera mano tenia cuarenta años cumplidos con su primer dueño, un militar retirado lo compro en el 73, para entonces resultaba mas que una maquina, sino el auto del futuro, a propósito el marketing publicitario de ese entonces aseguraba que la dirección de manejo era como manejar en el espacio, supongo que era por lo suave o blando que se sentía el volante al conducirlo.
Compramos una batería en Carrefur y se la enchufamos, luego un bidón de nafta con el que pincelamos el motor con el objetivo de limpiar cada parte, las bujías siempre fueron las mismas, le dimos arranque, luego de repetidos temblequeos logramos hacerlo andar. Muchísimo ruido y humo parecía que iba a explotar, al cabo de 2 minutos se regularizo el funcionamiento, las luces, el pasacassette, la dirección hidráulica, el tablero, los limpiaparabrisas, todo funcionaba perfecto inclusive la luz de interior. Nos miramos con mi padre y empezamos a saltar de la alegría funciona!! Funciona!! Entonces decidimos dar una vuelta. Aclaro que al carburador le habíamos echo un desvío y no llegaba al tanque de nafta, ya que nos pareció lógico conectar la manguera a una botella de Coca Cola, llena de nafta por supuesto, para asegurarnos que el combustible llegaba correctamente. Una vuelta manzana basto para que la botella llena desapareciera a nuestra vista ya que se encontraba pegada al parabrisas del Farilane un verdadero chupador de petroleo lo importante fue que El auto funcionaba entonces lo llevamos a casa y empezaron los problemas...




continuara