Si me robaran las palabras que jamás desafiaron la prudencia, con el alma saqueada, soltaría sin piedad los restos de la furia. Abriría el portón vería alinearse en despedida a las retamas, a las trovas implorando lluvias que limpien de contradicciones. Las raíces de ardores rebeldes se desprenderían, sofocadas por el escaso espacio que van dejando los años por llegar. Vacía de inútiles brotes, con destino de asepsia, creería en mi adultez. Mientras eso no pase seré la nodriza de mi hembra secreta.
Texto agregado el 26-08-2007, y leído por 100 visitantes. (2 votos)