Solo necesitas tu mano en su pierna apara olvidarlo todo. Su sabor a hierbas te lleva al cielo, cuando logras apretar entre tus dientes un trozo de azul profundo, dejas escapar un suspiro de desahogo que permite al mundo volver a nacer.
Esa mujer que odias en la cual escupes tu purulenzia es la misma que desnudas, lamiendo cada uno de sus poros, bebiendo el sudor de su excitación, palpando el calor de la aventura de los caminos, son tus dedos exploradores quienes buscan rincones no sentidos.
Es en aquel momento cuando la carne te pide que la alimentes cuando olvidas sus
desengaños; perdonando disculpando cada uno de sus pecados, es entonces cuando alimentas el camino del futuro con sueños de castillos.
La sangre descompuesta del desengaño desaparece tras la humedad, que secan tus sabanas.
La botella había perdido la primera de sus copas…ya han pasado 5 minutos de la hora acordada, cuando el segundero quiso avanzar, la espera se interrumpió.
Una figura comenzó avanzar al jardín, tus manos comenzaron a transpirar, el corazón apuro su palpitar una gota tibia se perdió en tu frente.
La claridad del sol dejaba al descubierto la libertad de sus formas atraves del algodón, en sus pies calzaban sandalias de color rosa del mismo color de vestido.


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Suavemente abriste la puerta, solo la complicidad de sus sonrisas fue la clave para
cerrar el pacto, ambos personajes habían cumplido con su convenio, el resto de la familia se encontraba en la feria del aquel domingo.